La presidencia de Biden sacudida por ataque terrorista en Kabul

 

Con los ojos cerrados y la voz quebrada, Joe Biden reflejó
físicamente el terrible golpe a su presidencia por la muerte 13
militares estadounidenses en un atentado suicida durante la desesperada
evacuación de Kabul.

Al dirigirse a la nación desde la Casa
Blanca, Biden bajó la cabeza para un minuto de silencio antes de
responder a las preguntas de los periodistas, que lo presionaron sobre
el giro sangriento en la operación para cerrar la guerra de 20 años en
Afganistán.

De vez en cuando parecía al borde de las lágrimas
cuando hablaba de los “héroes” muertos. Y cuando dijo “Los perseguiremos
y los haremos pagar”, dirigiéndose a los atacantes, había acero en su
voz.

Sin duda, la presidencia de Biden se ha visto sacudida hasta la médula por el ataque en el aeropuerto de Kabul.

En
enero, llegó a la Casa Blanca prometiendo calma a nivel nacional y
respeto por Estados Unidos a nivel internacional luego de los
traumáticos años del republicano Donald Trump.

Ahora, Biden debe
persuadir a la nación y a los aliados de Estados Unidos de que
cualquiera de los dos objetivos sigue siendo alcanzable.

El
demócrata de 78 años se estaba recuperando del caos en Afganistán, donde
el gobierno afgano que Washington respaldaba y el ejército creado por
Estados Unidos desaparecieron casi de la noche a la mañana, dejando a
merced de los talibanes al puñado de tropas estadounidenses que
quedaban, y a muchos miles de ciudadanos y aliados estadounidenses.

Trabajando día y noche durante los últimos días, su administración pensó que tal vez aún podría salir airosa del desastre.

Las
evacuaciones por aire iban mucho mejor de lo previsto. El ejército de
Estados Unidos estaba actuando a la perfección, y los talibanes más o
menos cumplían su parte del acuerdo de salida firmado en febrero de 2020
para la retirada, por el cual se comprometieron a no llevar a cabo
ataques contra las tropas estadounidenses o de la OTAN.

El jueves
temprano en Washington, la Casa Blanca presentó con orgullo las últimas
cifras: más de 95.000 personas sacadas de Afganistán en vuelos seguros
desde la caída de Kabul ante los talibanes el 15 de agosto.

Pero luego estallaron las bombas.

El
presidente se encerró en el Situation Room, la sala de crisis de la
Casa Blanca, canceló una reunión con los gobernadores estatales y le
dijo al primer ministro israelí, Naftali Bennett, que su reunión
programada en la Oficina Oval tendría que esperar hasta el viernes.

A
lo largo de un día de reuniones con sus asesores de seguridad nacional,
Biden se mostró “sombrío” e “indignado”, dijo la secretaria de prensa
Jen Psaki. “Cualquier día en el que pierda militares es quizás el peor
día de su presidencia”.

 

CREDITOS A DIARIO LIBRE

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