Los accidentes cerebrovasculares (ACV), también conocidos como ataques cerebrovasculares o trombosis, son una afección médica grave que ocurre cuando se interrumpe el flujo sanguíneo al cerebro.
Según la neuróloga vascular Edwina Luna,
los ACV pueden clasificarse en isquémicos y hemorrágicos. Los primeros
ocurren cuando un émbolo o una placa de ateroma obstruyen una arteria
cerebral, mientras que los segundos suceden cuando una arteria se rompe,
causando sangrado en el cerebro.
Entre los factores de riesgo más comunes se encuentran la
hipertensión arterial, diabetes, sedentarismo, hipercolesterolemia,
tabaquismo y obesidad.
Asimismo, el consumo de alcohol, tabaco y dispositivos como los vapes
(cigarrillos electrónicos) puede aumentar el riesgo de padecer un ACV,
ya que afectan la salud cardiovascular. La carga genética también
influye, pero llevar un estilo de vida saludable puede reducir las
probabilidades de sufrir un accidente cerebrovascular.
Síntomas de ACV y reacción inmediata
Los síntomas de un ACV pueden manifestarse de forma repentina e
incluyen desviación facial, alteraciones en el habla, debilidad en
extremidades, pérdida de equilibrio y fuertes dolores de cabeza. En
algunos casos, las personas pueden experimentar episodios transitorios
de estos síntomas, lo que se conoce como ataque isquémico transitorio.
Ante cualquier signo de alarma, es fundamental acudir de inmediato a
un centro de salud, ya que existe un margen de 4.5 horas para recibir un
tratamiento trombolítico que puede revertir el daño.
Prevención de ACV y cuidados
Para reducir el riesgo de ACV, los expertos recomiendan llevar una
dieta balanceada, realizar actividad física regularmente, mantener un
peso saludable y evitar el consumo de tabaco y alcohol. Además, es
esencial realizar chequeos médicos periódicos, especialmente si existen
antecedentes familiares de enfermedades cardiovasculares.
Creditos a CDN.