Los incendios sin
precendentes que han arrasado con barrios enteros y siguen avanzando en
el condado de Los Ángeles (EE.UU.) han causado la muerte de al menos 16
personas.
Y se teme que la cifra aumente conforme se revisan las miles de viviendas reducidas a escombros.
El jefe de bomberos del
condado de Los Ángeles, Anthony Marrone, aseguró este domingo que la
amenaza de que los incendios se propaguen en Los Ángeles sigue siendo
«muy alta» debido a las «condiciones climáticas críticas que continuarán
hasta el miércoles» con un pronóstico que incluye fuertes vientos.
Este domingo, las autoridades
informaron que hay 16 personas más desaparecidas, y continuaron la
búsqueda con perros de rescate en las zonas afectadas.
Las autoridades afirman que la
identificación de las víctimas puede llevar varias semanas, ya que,
debido al estado de los cuerpos, los métodos tradicionales, como la toma
de huellas dactilares y la identificación visual, pueden no ser
suficientes.
A continuación te contamos lo que se sabe de las muertes confirmadas hasta la mañana de este domingo.
Victor Shaw
Victor Shaw murió tratando de
proteger su casa del fuego en Altadena, municipio situado al norte de la
ciudad de Los Ángeles y donde avanza uno de los dos incendios más
grandes, bautizado Eaton.
El cuerpo del hombre de 66
años fue encontrado al borde de la calle que da a su propiedad, con una
manguera de jardín en la mano, según la cadena de televisión KTLA. La
vivienda había pertenecido a la familia desde hace casi 55 años.
Shaw vivía en la casa con su
hermana menor, Shari, quien contó a los medios que había tratado de
llevárselo de allí el martes por la noche, cuando ordenaron la
evacuación de la zona.
Sin embargo, Victor se negó,
argumentando que quería luchar contra el fuego. La mujer aseguró a KTLA
que ella tuvo que huir porque «las brasas eran muy grandes y volaban
como si fuera una tormenta de fuego».
«Voy a extrañar mucho hablar
con él, bromear, viajar… Lo echaré muchísimo de menos», le dijo a CBS
News. «Lamento que haya tenido que morir así».
Getty Images
Randall «Randy» Miod
Miod murió en su casa ubicada en la ciudad costera de Malibú, confirmó su madre Carol Smith a la cadena de noticias CNN.
El hombre de 55 años le dijo a
su mamá el martes que tenía lista una manguera con la que pretendía
proteger la casa en donde había vivido por décadas, según CNN.
«[Su hogar] representaba una
valiosa posesión para él. Era la única casa que había tenido», aseguró
Smith, según el medio de comunicación.
«Ahora me doy cuenta de cuántos recuerdos tenía en esa casa y puedo entender por qué no quería irse».
Los amigos y familiares de
Randall han estado publicando homenajes en su honor en las redes
sociales, compartiendo fotos de él surfeando y en su casa cerca de la
playa.
Anthony Mitchell y su hijo Justin
Anthony Mitchell y su hijo
Justin murieron en su casa de Altadena mientras trataban de escapar de
las llamas, aseguró su familia.
Hajime White declaró al diario The Washington Post que recibió una llamada de su padre, de 67 años, quien le dijo alarmado: «¡El patio está ardiendo!».
Mitchell era un vendedor
jubilado de 67 años que había sufrido una amputación. Vivía con su hijo
Justin, un joven de unos 20 años con parálisis cerebral.
Otro de los hijos de Mitchell, Jordan, que también vivía con ellos estaba en aquel momento hospitalizado por una infección.
White explicó que recibió con
mucho pesar la noticia del fallecimiento de Mitchell y Justin:»Es como
si me hubiera caído encima una tonelada de ladrillos».
Mitchell era padre de cuatro, abuelo de 11 y bisabuelo de 10.
Rodney Nickerson
Kimiko Nickerson
Rodney Nickerson murió en su casa de Altadena, según su hija, quien dijo que su padre creía que el incendio «pasaría de largo».
Kimiko Nickerson declaró a
KTLA que su padre había comprado la propiedad en 1968 y ya tenía décadas
de experiencia lidiando con incendios y sus consecuencias.
«Sentía que no iba a pasar nada», aseguró Nickerson, y por eso decidió permanecer en su casa.
Lo último que su padre le dijo fue: «Estaré aquí mañana».
Rory Callum Sykes
Shelley Sykes/X
El australiano Rory Callum
Sykes, de 32 años, falleció en el incendio que arrasó con el área
residencial de Pacific Palisades el martes, según informó su madre,
Shelley Sykes, en una publicación en X.
Shelley aseguró que se
encontraba con su hijo -que tenía parálisis cerebral- en su finca de
siete hectáreas en Malibú, otra de las zonas afectadas, durante el
incendio.
Se encontraba en una de las edificaciones de la propiedad, tratando él mismo de sofocar las llamas.
«Tengo el corazón roto», dijo.
Rory nació ciego y tenía
dificultades para caminar, pero fue capaz de recuperar la vista y
aprender a andar con la ayuda de cirugías, llegando a convertirse en un
«orador inspiracional».
Su madre declaró al canal australiano 9News que no pudo levantarlo del suelo porque tiene un brazo roto.
Erliene Kelley
La familia de Erliene Kelley,
de 83 años, se enteró a última hora del jueves de que la mujer se
encontraba entre las víctimas, reportó el diario Los Angeles Times.
Una nieta de Kelley, Briana
Navarro, dijo que su abuela se había mostrado «inflexible» ante la
posibilidad de evacuar su vivienda en Altadena, porque ninguno de los
incendios anteriores había llegado nunca hasta allá.
Fue el jueves por la noche
cuando la familia supo que las autoridades habían encontrado un cadáver
entre los escombros de la casa.
Habían pasado más de 48 horas desde la última vez que Navarro tuvo noticias de su abuela.
Getty Images
Annette Rossilli
Annette Rossilli, de 85 años,
se negó a abandonar su casa en Pacific Palisades después de que le
dijeran que evacuara tras el inicio del incendio en la localidad,
informó CNN, citando a Luxe Homecare, una compañía que le proporcionaba
atención domiciliaria.
Se quedó en su casa con sus cinco mascotas: un perro, un canario, dos loros y una tortuga.
Los bomberos encontraron el
cuerpo de Rossilli en su coche el miércoles, según CNN, que cita a sus
familiares y a la presidenta de Luxe Homecare, Fay Vahdani.
La BBC no ha podido verificar esta información de forma independiente.
CREDITOS A EL DIA